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AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA
Este problema suele estar motivado sobre todo por una mala autointerpretación de estatus social. Además por esto es en algunas ocasiones dominante, en otras posesivo y en otras tiene miedo asociativo, por lo que en ocasiones puntuales y concretas pasará a un estado defensivo o de evitación.
El análisis de riesgo está relacionado con el propio perro, pero sobre todo con su hábitat.
Tal vez de por vida, los objetivos del tratamiento son:
En general el castigo no es recomendable. Por un lado tenemos un mayor riesgo directo y por otro incrementará los niveles de agresividad, especialmente cuando es motivada por la inseguridad (miedo).
EVITAR cualquier situación que pueda desencadenar un episodio agresivo.
No molestarle mientras duerme o descansa.
Eliminar cualquier tipo de juego que pueda parecerse a una lucha.
Situar su plato de comida, o cualquier cosa que le demos para comer o para roer, en un lugar donde pueda estar solo sin que se le moleste y pueda poner en activo su instinto predatorio y de posesión.
REFORZAR nuestro papel dominante.
Después de cualquier acto de agresión hacia nosotros, por muy sutil que sea, no se le acariciará durante unos ocho días. Durante esta fase el perro solo recibirá sus cuidados más esenciales (comida, agua, paseo solo para moverse un poco y las necesidades higiénicas imprescindibles).
Conseguir una buena obediencia. Deberá obedecer, por ejemplo sentarse o tumbarse para conseguir cualquier cosa.
Estas normas deben ser seguidas de forma estricta por todos los miembros de la familia.
Es muy importante que se sienta querido y a la vez dominado de forma justa, noble y sin avasallarle para no desestabilizar su caracter.
Si todo esto no da resultados, tal vez haya que consultar al veterinario para saber si él cree conveniente llegar a la castración o al tratamiento con ansiolíticos, junto con todas estas normas de comportamiento.
Javier Moreno
Frajamo Madrid